Prioridad: la Gente (que tiene como) Prioridad: la Tierra

El reto de trabajar con la Participación. La elección más allá de nosotros.

11 de Agosto de 2016
El reto de trabajar con la  Participación. La elección más allá de nosotros.

Resulta muy tentador pensar que ante cualquier propuesta habrá un número abundante de personas dispuestas a sumarse y a trabajar como comunidad, ya sea para conservar la selva, aprovechar el bosque o por alguna opción productiva; pero nada más diferente a la realidad humana, donde todos tenemos miles de propuestas para solucionar los problemas y creemos que la nuestra, seguro es la opción correcta. Lo cierto es que cada día resulta más complejo el intento por sumar esfuerzos en un país con tantas necesidades emergentes y donde la gente ha perdido la confianza en los demás.

En México, frente al individualismos detonado por el miedo y la necesidad, resulta asombroso encontrar cómo al interior de muchas de las comunidades rurales se mantienen diversos sistemas solidarios y de organización tradicional que están probando mecanismos para resolver las necesidades que enfrentan, construir en algunos casos alternativas creativas a sus problemas, o poner resistencia tajante a diferentes agravios que se están viviendo en los territorios, sobre todo en la forma de administrarlos y sus usos. De esta manera, Juchitán ha detenido legalmente los parques eólicos (http://www.istmopress.com.mx), Cuetzalan el fracking (http://www.biosfera10.org) y la Sierra de Puebla la minería a cielo abierto.  

No sabemos muy bien cómo pero en todos estos casos  podemos encontrar como constantes, que la comunidad se une para tomar decisiones sobre su territorio, el colectivo se abre a abordar el tema y a dedicarle tiempo para comprenderlo, para así finalmente tomar una decisión que ejecuta como resolutivo. También son procesos abiertos, donde se permite entrar a la participación y al diálogo  tanto a jóvenes, como a mujeres, aún y cuando la propiedad se encuentre en manos de los ejidatarios. Y son momentos en que la comunidad hace ejercicio de los principios de unidad y los intereses comunes, sobre las necesidades y los tiempos familiares o personales.

Sin embargo, para lograr lo anterior deben tomarse en cuenta las siguientes consideraciones; primero, la cantidad de territorio es insuficiente para la cantidad de seres humanos que somos, el modelo de producción actual necesita gran cantidad de recursos que en realidad pertenecen a las comunidades campesinas o indígenas, además de que gran parte de la propiedad de la tierra se encuentra en posesión de hombres adultos, abriendo una brecha en la toma de decisiones frente a los jóvenes y las mujeres.

En segundo lugar, en muchos lados la población ha dejado de ser rural y existe una tendencia de migración hacia las ciudades; actualmente, en México, menos del 23% (INEGI 2010) de la población es rural, y este sector carga con la responsabilidad de abastecer de alimento y recursos a una mayoría de población urbana que demanda agua y alimentos en las ciudades, sin tener conciencia de las implicaciones de abastecer y sanear estos centros urbanos.

En tercer lugar, de manera consciente o inconsciente, el desencanto humano ante las formas de hacer política actualmente, nos han hecho dudar de la importancia de la participación a la hora de resolver problemas, enfrentar instituciones o incluso elegir representantes. Éste desencanto sólo ha logrado centrarnos en la urgencia por satisfacer nuestras necesidades de manera inmediata, ante un espacio empeñado en tratarnos como individuos más que como colectivo. 

Tomando en cuenta lo anterior, la pregunta que está en el aire es si podremos como individuos enfrentar retos tan fuertes a la sobrevivencia humana, como el cambio climático o la  demanda tan alta de alimentos.

Hace poco, he tenido que enfrentar ésta y otras preguntas en dos espacios diferentes, por un lado trabajando con personal de la CONANP en la Península de Yucatán y por otro, acompañando los Planes de Manejo de las Reservas Ecológicas Moxviquil y Huitepec. En ambas situaciones, hemos podido constatar que gran parte de las amenazas que enfrentan los espacios de conservación, tienen su origen en el uso y la presión que ejercen los espacios urbano a las áreas naturales, debido a que gran parte de las amenazas a la biodiversidad son de tipo antropogénico.

Ésto nos invita a voltear la mirada hacia el territorio y la forma como los seres humanos nos  estamos vinculando a él, es común que gran parte de la población crea que ante la amenaza de cocodrilos o jaguares deberíamos aniquilarlos, más aún ante las imágenes amenazantes que los medios de comunicación suelen obsequiar; o extrayendo flora y fauna como medio de subsistencia. La tentación prohibitiva puede ser muy grande, tanto como pensar que por decreto la población rural debe poner al servicio de las ciudades y su desarrollo el territorio que de una u otra manera ha cuidado y que le pertenece, o que soportará su miedo, por una norma ambiental que protege una especie.

En este contexto, en la actualidad enfrentamos dos grandes retos a la participación. Por un lado sensibilizar y trabajar con la población urbana en torno a la dependencia y responsabilidad que tiene hacia cualquier espacio rural y de conservación, debido a que su subsistencia depende de estos. En segundo lugar, acompañar a las comunidades en el ejercicio de sus derechos y la elección de sus medios de vida, acompañando el respeto de sus decisiones y promoviendo el reconocimiento de lo que como sistema mundo aportan. En este sentido,  resulta relevante conocer a esta población y el contexto que ellos representan, debido a que solemos tener una serie de indicadores que nos dicen quiénes son, pero en realidad los conocemos poco, no visualizamos sus aspiraciones, necesidades o formas de vida, y sin embargo estamos tan conectados, que nuestra subsistencia como especie depende de poder, desde cada uno de estos espacios, hacer comunidad. 

Ver mas de Notas Pronatura

Ms de "Notas Pronatura"

Socios en la conservación

Alianzas

Amigos

© Pronatura Sur, A.C. San Cristóbal de Las Casas. Chiapas, México. 29230 Teléfono / fax: +52 (967) 678 5000;